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La Comadrona de Curtincápac

  • Foto del escritor: noti g7
    noti g7
  • 16 jun 2023
  • 2 Min. de lectura

Rosa Rojas, la comadrona de Curtincápac que asegura haber tenido 500 partos

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Rosa Rojas en su humilde vivienda, siendo parte de una entrevista de Pablo Sarango
En la parroquia Curtincápac, del cantón Portovelo, provincia de El Oro, vive Rosa Elvira Rojas Beltrán, una anciana, de 85 años. Visitamos su casa, para que nos cuente sus vivencias y anécdotas, que ella ha tenido, durante su longeva vida.

Nos recibió, amablemente, sentada en una silla, abrigada desde los pies a la cabeza y mirando a un montón de pájaros, que revoletean y se asientan en el patio de su casa, empieza a contarnos, que ha trabajo ordeñando vacas, destilando aguardiente y también en el oficio de partera.

Al preguntarle ¿De dónde vino usted?, responde con orgullo, que nació en Curtincápac, del seno de una familia pobre, que después se asentó en un lugar inhóspito, llamado Nudillo. Es la primera hija de Jonás Rojas y Rosana Beltrán, que por falta de recursos y con su madre enferma, desde muy pequeña, tuvo que trabajar ordeñando vacas y cuidando ganado en las haciendas de su alrededor.

Cuando tenía 16 años, su madre Rosana, tuvo un parto, que fue el primero atendido por Rosa Elvira, siguiendo las instrucciones de su progenitora. Al enterarse la comunidad, de la proeza que había hecho, empezaron a buscarla, para que sea la partera, de las mujeres parturientas, no solo de Curtincápac, sino también de otras parroquias, como Morales y Salatí.

En aquel tiempo Virginia Sánchez, era la única partera con experiencia en el lugar, pero ya estaba anciana; entonces, le pidió ayuda a Rosa Rojas, porque pronto dejaría el oficio y fue ella, quien le enseñó, como atender un parto de la manera adecuada.

Rosa, asegura que siempre recomendó a las embarazadas, ir a un centro hospitalario, para que les hagan un control. Le preguntamos ¿Cuánto cobraba?, responde airosa “Me dediqué a ser partera, para ayudar a la gente, nunca cobré, había personas generosas, que me regalaban gallinas, carne de borrego, cuyes y víveres”.
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Foto del recuerdo de Rosa Rojas durante tiempos de pandemia.
En su cuenta, Rosa, dice que ha atendido alrededor de unos 500 partos, expresa que, en cada uno de ellos, se encomendaba primero en Dios, luego en la Virgen de Fátima, para que todo le salga bien.

Asegura que, en algunas ocasiones, médicos la visitaron, para pedirle ser instruidos y ofrecerle trabajo, como ayudante, en el hospital de Zaruma, pero ella no aceptó, porque también tenía una destilación de aguardiente, con la cual mantenía a sus hijos.

A pesar de su avanzada edad, Rosa, sigue siendo buscada para que atienda partos, ella ya no acepta, pero si les prepara purgantes y agua de hierbas medicinales.

Entre lágrimas, mami Elvira, como le dicen sus nietos, nos muestra su mano izquierda, con solo tres dedos que salvó el personal médico del hospital de Zaruma, debido a un accidente que tuvo en el trapiche, mientras molía caña, la materia prima, para obtener el aguardiente.
Finalmente, llegó el momento de la despedida, pero antes llama a una hija y le pide que traiga pan con café, me dice que siente de nuevo, porque me quiere contar de los guardas de estanco, le digo que volveré para hacer otro reportaje con ese tema, me tomo el café y me despido con los panes en la mano y ella me exige que me los coma.




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